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| Juegos de niños - "El comienzo" -
sábado, 29 de mayo de 2010 | 11:45 | 0COMMENTS
Akira es mi amigo desde el jardín de infancia, vamos en el mismo curso. Ambos estamos en cuarto año de primaria. Akira tiene 12 años, yo acabo de cumplir también 12. Esta vez, me toca llevarlo a mi casa, encontré algo muy interesante que creo que le gustará ver. Mi hermano me la ha regalado para mi cumpleaños ¡Es muy interesante! Me sangra la nariz de solo recordarlo.- Akira ¡Te enseñaré algo interesante! - ¿Me mostraras la caja de Pandora? - No, idiota. Te enseñaré uno de los regalos de mi cumpleaños. Le invito a pasar a mi cuarto, cierro la puerta con seguro tal como me dice que haga mi hermano para que no me descubran. - Taka-chan, ¿que te regalaron esta vez? - Mi hermano me la regaló. Le muestro mi interesante regalo y tal como lo esperaba, se ha quedado boca abierta. - Ta..Taka...Taka-chan ¿¡Una revista porno!? - Shu... es un secreto. - ¡Taka-chan aun no deberías de leer esas cosas! - ¡Pero mi hermano me la regaló! - ¡Taka-chan esas cosas son para adultos! Tu hermano no debería darte esas cosas... - ¡Akira! Nosotros seremos dos hombres machos en un futuro. Debemos empezar desde ahora a ver estas cosas ¿entiendes? Akira sólo se cruzó de brazos y no me habló, ni siquiera me miró. ¡Está bien! Si no la quiere ver... ¡Lo obligaré a verla! Abrí la revista y busqué la página con la cual me sangra la nariz. Página 69 es un poster enorme y plegable de una chica sin ropa. Prácticamente le estrellé la revista en la cara para que la mirara. - ¡Mírala! Tiene buen cuerpo, está desnuda y ... De tan solo mirarla para describirla me sangró la nariz de inmediato, le dejé la revista a Akira y salí corriendo al baño. Me coloqué tapones de papel higiénico para que absorbiera algo, me los quité y los boté a la basura, tomé agua y me lavé la cara. - Controlarse, respira hondo y cuenta hasta Diez... uno...dos ¡Ahg! No puedo... Aun no puedo controlar ninguna de las dos reacciones como dice mi hermano. Primero me sangra la nariz y luego entre mis piernas mi pene se levanta. Mi hermano me dice que tengo que bajarlo para calmarme, tengo que usar mis dos manos, masajearlo como el me dijo para el calor se vaya. Cierro la puerta del baño con el seguro, bajo la tapa del escusado y me siento. Bajo mis pantalones y comienzo a tocarme por encima de la ropa. Se siente bien, ¡me arden las mejillas! Me sigo tocando, esta vez por debajo de la ropa, mis manos están frías ¡Tengo miedo que Aki-chan me descubra! - Aki-chan...hm... Mis piernas flaquean, me sostengo en la pared mientras me sigo tocando. Ese calor de nuevo... sigo tocándome, mis piernas ahora si que no me sostendrán. Caí al suelo, mis manos se manchan con ese líquido blanco que salió de mí, es un poco. Aun no me puedo levantar, estoy temblando... La puerta se abre. - "Pensé que la había cerrado. Estúpidas puertas Americanas" - ¡Taka! ¿Qué pasó? - Aki-chan, lo logré. Le sonrío, el mi mira extraño. Le muestro mi mano, la prueba de que soy un hombre. Gotitas blancas esparcidas en toda mi palma. - Soy todo un hombre. - Tonto. - Aki-chan, no me puedo levantar. Aun estoy temblando. Akira me levanta en brazos y me saca del baño. Parezco un muñeco de lo fácil que el me carga. Me recuesto en la cama, el se queda a mi lado y nos ponemos a leer la revista. - Akira ¡Que asco! Mira eso... - Te dije que no quiero verla... - Pero mira. ¡Lo tiene en la boca! - Te dije que no quiero verla. -Akira se tapa los ojos- - A...Aki... - ¿Que? ¿Ya se acabó? - ¡Kyaaaaaaa! - ¿Se puede hacer eso? - Akira ¡Se la tragó! ¡Se la tragó toda! - Que asco... Debe saber horrible... - Pruébalo -Takanori le muestra su mano- - ¡¿ESTÁS LOCO?! No voy a ser eso. - Aki-chan eres un cobarde. - Si soy un cobarde, y no voy a probar eso... - "eso" se llama semen. Idiota, solo pruébalo y ya... - No. - Pruébalo. Akira es un cobarde, haré que se la trague. Suelto la revista y me le voy encima, me siento sobre su estomago y le agarro las manos para que no se mueva. - Aki-chan. Debes probarlo, no sabe tan mal. - No quiero y ¡Suéltame! Bien, si Akira no quiere por las buenas será por las malas. Le tapé la boca con mi mano llena de esa cosa rara. Todo se quedé en silencio, Aki-chan solamente me mira. Yo le dediqué una mirada de "¿Ves?" arqueando las cejas. En respuesta sentí como la lengua de Aki-chan me recorría la mano. Me hacía cosquillas. Le sonreí y le solté las manos. El tomó la mía y la limpió con su lengua. Me sentí raro... mis mejillas me ardían de nuevo. Y cuando me di cuenta, ya estaba durito de nuevo. - Akira, tengo que ir al baño. - Tócame. - Aki-chan... - Taka, me duele... Sus mejillas estaba sonrosadas, se que es lo que le duele, a mi también me duele. Me acerco un poco a sus labios, los beso. - Haré lo mismo contigo. Aki-chan me besa igual. Sus labios son tibios, no son como los de mi hermano. Saben a dulce, y besa despacio. Parece que no sabe besar. - Aki-chan, me prometes no enojarte conmigo si yo te lo hago... - ¿Hacer que? - Si yo te lo hago... Hacer el amor. - No sé como hacer eso. - Yo si. Le sonrío, y comienzo a quitarle la ropa del uniforme. Akira tiene la piel muy blanca. Está igual de durito igual que yo. Mi hermano me enseñó que: "Que ante cada caricia el cuerpo reacciona, Ante un rose intimo con otra piel, la piel se vuelve como de gallina. El cuerpo reacciona ante los estímulos de calor y eso es a lo que se le llama Placer" - Aki-chan, te enseñaré lo que es placer. Sé que aun soy un niño, mi cuerpo es pequeño y que no puedo satisfacer a las niñas. A mi hermano no le importó y me enseñó como complacer su cuerpo y el mío, me enseñó a como hacerlo y disfrutarlo. Ante cada caricia le dije a Akira, todo lo que había aprendido. - Aprendí, que cuando toco aquí. -presioné sus pezones con mi lengua, jugando alrededor de ellos.- Reacciona Aquí. -guié mi mano hasta su pantalón. - Aprendí que cuando chupo aquí. -me dediqué a succionarlos un poco hasta dejarlos duros. - Se eriza la piel. - También que, cuando toco aquí... -apreté por sobre la ropa su miembro, el soltó un gemidito. - Se le salen incoherencias al cuerpo. Se llaman gemidos. - Taka-chan, me duele... apresúrate. Creo que me voy a hacer pipi. - Aprendí también... -bajé hasta la altura de su pantalón y me acomodé en medio de sus piernas.- Esas ganas que te dan, como las ganas de hacer pipi. - ¿Si? - Se llaman orgasmos. Son reacciones del cuerpo. -bajé sus pantalones y con ellos la ropa interior. - Son el resultado de las carisias. - Taka-chan... - Los orgasmos son olas de placer. Te hacen sentir en las nubes... -tomé su pene con mis dos manos y comencé a masajearlo. - ¡Taka! - Y aunque me digas que me detenga, no voy a hacerlo. -metí en mi boca su pene y comencé a succionarlo fuerte para él se viniera en ella. - ¡Taka! No... me voy a hacer pipi. Quítate... - Nunca... -Las primeras gotas de semen comenzaron a salir, hice el esfuerzo más grande mi vida y me tragué lo que salía. - Ta..ka... - ¡Para ser la primera vez no está tan mal Aki-chan! - ¡Takanori que asco te lo tragaste! - Bésame Aki-chan -reí por la cara de espanto que hizo. - Bésame tu a mi Taka-chan... -Eso me tomó de improvisto, le besé y el me abrazó a su cuerpo. Sé lo que sigue. - Delicioso. - ¿Seguiremos jugando? - Tú serás mi Uke. -rompí aquel abrazo y me quité la ropa, me acomodé entre las piernas de Aki-chan y las abrí. - ¿Qué vas a hacer? - Te dije que te iba a hacer el amor, eso hago. - ¿Vamos a ser como papá y mamá? - Tu serás la mamá y yo seré el papá ¿Entiendes? - Si. - Entonces abre las piernas. Se siente diferente cuando no soy yo el que está abajo. Aki-chan abrió sus piernas para mi, yo le enseñé mis dedos y le hice una seña para que abriera la boca. La abrió y yo metí mis dedos. - Para que no te duele Sra. Matsumoto. Usted debe lamerlos como si fueran chocolate. Nos reímos y Akira soltó mis dedos. Tal como hizo mi hermano, abrí sus piernas y en aquel agujerito mentí uno de mis dedos. Akira lloraba y yo le besaba las mejillas para que dejara de hacerlo, sé que el tiene miedo pues yo también lo tuve. Metí otro dedito y el se retorció, me asusté. - Akira ¿Estás bien? ¿Te hice daño? - Nop, estoy bien. Me dolió. Me sonrió entre lagrimas yo lo besé en los labios ¡Y Akira me mordió! En venganza metí otro dedo y los moví rápido para que chillara por mí. - ¡Taka-chan! - Shhh... ya se pasará. - Me duele... - Ya se pasará. - Taka. - ¿Puedo entrar? - ¿Entrar? - En ti. - ¿En mi? - ¡Aki! - ¿Dolerá? - Un poco, luego te acostumbras. - ¿Ya lo habías hecho antes? - Si. - ¿Te dolió? - Akira ¡¿Puedo entrar o no?! - Está bien. - Abre más... Con temor, las abrió. Yo tomé mi pene y lo acerqué hasta que Aki-chan movió las caderas y pasó casi todo. Vi estrellas, planetas, la vía láctea. ¡Todos los colores del arcoíris! Y luego no vi nada... todo se quedó en blanco. - Taka-chan ¿Estás bien? - No me llega oxigeno. - Idiota, por ahí no se respira. - Cierto. Le besé y me moví dentro de su cuerpo. Era muy estrecho, apenas podía rozarlo y dolía. Akira me tomó de mis nalguitas y me empujaba contra su cuerpo. Sentí como me comía. Se sentía muy bien. Empecé a empujar con fuerza mi miembro dentro de el, se aferraba a mi espalda y me gemía al oído. - Más fuerte, Taka-chan - Eso hago. - Ahm, fuerte... fuerte... - No puedo si me agarras así. Hjm - ¡Fuerte! - Espera... Salí del el, y le dije que se volteara. Se volteó y acomodé su trasero a mi altura y entré de nuevo. Le di fuerte como el me pidió. Hasta que no pude y cuando iba a llegar el me detuvo. - Taka-chan a mi también me duele. ¡Tócame! Le toqué mientras seguía haciendo mi labor. La vía láctea de hace un momento volvió y creo que me estrellé contra un planeta también. Metí con fuerza y saqué con rapidez, finalmente había llegado en su interior y el en mi mano. - ¿Te gustó... Aki-chan? ¿Eh? - Si... me encantó. Ambos estábamos jadeando de cansancio. Nuestros cuerpos aun no resisten tal ejercicio. Limpie con cuidado mis manos y luego limpié con una toalla húmeda, el culito de Aki-chan. - Aki-chan ¡No le vayas a decir a nadie lo que hicimos! - ¿Por qué? - Por dejarás de ser la Sra. Matsumoto y no podremos jugar más a papá y mamá. - Vale. - Te quiero Aki-chan - Yo también te quiero Taka-chan. Nosotros sumergidos en nuestro mundo y no nos habíamos dado cuenta de que mi hermano estaba viéndonos desde la puerta... |